viernes, 19 de diciembre de 2008

QUE ES LA MEDICINA TRADICIONAL


La medicina tradicional es el conocimiento que tenemos los médicos tradicionales de una gran cantidad de plantas, animales, agua y minerales con propiedades curativas, . Es saber, es conocimiento, es un privilegio que no esta escrito, es el Don que Dios nos da para curar.
Es un Don especial que Dios da a las parteras, que con sus manos acomodan y ordenan el cuerpo de las mujeres, para esperar y recibir a nuevas vidas.

NUESTRO CUERPO.

NUESTRO CUERPO.

Para la medicina tradicional (EL CUERPO) es una caja compuesta con diferentes órganos internos, huesos, carne, líquidos, cuerdas y nervios que son movidos por medio de la sangre de la cabeza a los pies.

CAUSAS Y MOTIVOS PARA LA ATENCION

Caídas, susto, golpes, espanto, mal de ojo, empacho, enfermedades de las cuerdas, caída de mollera, atención de partos, anginas, enfermedad del huesito, daño, dolo, resbalón, dolor de cuerpo, dolor de cabeza, mal aire.

RECONOCIMIENTO DE LAS ENFERMEDADES.

RECONOCIMIENTO DE LAS ENFERMEDADES.

• Con la adivinación
• Viendo a la persona
• Platicando con el enfermo
• Tocando la parte que esta mal.

RECURSOS TERAPEÚTICOS UTILIZADOS EN LA MEDICINA TRADICIONAL

RECURSOS TERAPEÚTICOS UTILIZADOS EN LA REGIÓN

Dentro de la medicina tradicional mixteca se utiliza diferentes recursos naturales con propiedades curativas como son:

PLANTAS: De las plantas se utilizan las flores, la raíz, frutas, corteza, jugo, goma, tallos y hojas.

ANIMALES: Huevo, carne, grasas, sangre, plumas, concha; siendo más utilizados el zorrillo, gallo o gallina negra, pichón, palomas, coyote, tlacuache, zopilote, víbora, de cascabel y el armadillo.

AGUA:

Natural
Bendita
Termales
De mar

Con temperaturas diferentes de acuerdo a cada enfermedad:

Agua fría, caliente o tibia
Vapor del agua
De los 7 pozos
Agua de manantial.

MINERALES.

Piedra de cal
Oro

Piedra de alumbre
Alcanfor

Piedra del río
Tierra negra

Piedra de vaca
Barro

Piedra
Tierra blanca

Lodo podrido de ciénega

ENFERMEDADES QUE SE CURAN CON LA MEDICINA TRADICIONAL

ENFERMEDADES QUE SE CURAN CON LA MEDICINA TRADICIONAL

Llamada de espíritu
Anual

Levantada de mollera
Susto

Levantada de cola
Mal de ojo

Manteadas
Empacho

Cerrada
Envidia

Caída de Matriz
Daño

Caída de vejiga
Latido

Aflojadura del hombre y mujer
Mal aire

Caída de campanilla
Espanto

Dolor de cintura
Levantada de espíritu

Mareos

domingo, 2 de noviembre de 2008

Aguacate


Persea Americana Miller
Aceite: Pieles secas, envejecimiento cutáneo, dishidrosis, ictiosis, psoriasis, eczemas secos, craurosis por sequedad o distrofia de la mucosa vulvar o vaginal. Insaponificable: Parodontopatías, artritis reumatoide, esclerodermina difusa.
PARTES UTILIZADAS DEL AGUACATE:
El fruto (mesocarpio). En Iberoamérica también se emplean las hojas, el pericarpio del fruto y las semillas.

PRINCIPIOS ACTIVOS DEL AGUACATE:
* Mesocarpo: Abundantes lípidos (hasta un 40%): ácidos grasos insaturados (80% de los lípidos): oléico, linoléico, linolénico, palmítico, esteárico, cáprico, mirístico; insaponificable (11%), rico en esteroles: beta-sitosterol (10-20%), estigmasterol, campestrol, delta5-avenasterol; escualeno, abundantes hidrocarburos alifáticos insaturados, alcoholes alifáticos y terpénicos; tocoferol. Aminoácidos (licina, valina, leucina), cantidades considerables de GABA, abundantes glúcidos, procianidoles, carnitina, carotenoides. Vitaminas: A, tiamina, riboflavina, niacina, ácido ascórbico. Sales minerales: fósforo, hierro.

* Semilla: Acidos grasos insaturados, abundante tocoferol.

* Hojas: Abundante aceite esencial: estragol, alfa y beta-pineno, cineol, transanetol, alcanfor, limoneno. Dopamina, serotonina, flavonoides derivados del quercetol, perseita, persiteol, abacatina (principio amargo).

EFECTOS DEL AGUACATE:
El fruto maduro es comestible; su aceite, al igual que el obtenido de la semilla triturada, se usa en cosmética por sus propiedades emolientes. La fracción insaponificable tiene un efecto regenerador del tejido conectivo.

Las hojas se emplean en etnonotánica mesoamericana como antiinflamatorio, antidiarréico, astringente (cicatrizante), antiséptico y vermífugo.

La corteza de los frutos (pericarpio), como antidiarréico.

INDICACIONES DEL AGUACATE:
* Aceite: Pieles secas, envejecimiento cutáneo, dishidrosis, ictiosis, psoriasis, eczemas secos, craurosis por sequedad o distrofia de la mucosa vulvar o vaginal.

* Insaponificable: Parodontopatías, artritis reumatoide, esclerodermina difusa.

CONTRAINDICACIONES DEL AGUACATE:
Tratamiento con anticoagulantes tipo warfarina: La toma de aguacate como alimento o como medicamento puede reducir su efecto (Farnsworth).

PRECAUCIÓN EFECTO TÓXICO DEL AGUACATE:
Debido a que tienen cierto grado de toxicidad, recomendamos evitar la prescripción de formas de dosificación basadas en las hojas (en ratones, DL50 = 112,5 mg/kg).

USO TERAPEÚTICO Y DOSIS DEL AGUACATE:
Uso alimentario.

* Insaponificable (uso interno): 10 mg/día.

* Aceite de aguacate al 10%: Uso tópico, en cremas, geles o lociones.

Agripalma


Leonurus Cardiaca L.
Distonías neurovegetativas: ansiedad, insomnio, taquicardia, palpitaciones, insuficiencia cardíaca leve, hipertensión.
PARTES UTILIZADAS DE LA AGRIPALMA:
Las sumidades aéreas.

PRINCIPIOS ACTIVOS DE LA AGRIPALMA:
Trazas de aceite esencial (0,05%), taninos gálicos y catéquicos (2%), saponósidos, ácidos fenólicos, flavonoides: leonurina. Heterósidos amargos de estructura similar a los bufadienólidos. Alcaloides: estaquidrina, leonurinina..

EFECTOS DE LA AGRIPALMA:
Sedante, espasmolítico, antiarrítmico, ligeramente hipotensor, oxitócico.

INDICACIONES DE LA AGRIPALMA:
Distonías neurovegetativas: ansiedad, insomnio, taquicardia, palpitaciones, insuficiencia cardíaca leve, hipertensión.

CONTRAINDICACIONES DE LA AGRIPALMA:
Embarazo, por la acción oxitócica.

Tratamiento con digitálicos, laxantes antraquinónicos o diuréticos, por la posible potenciación del efecto de los cardiotónicos.

No prescribir formas de dosificación con contenido alcohólico a niños menores de dos años ni a consultantes en proceso de deshabituación etílica

PRECAUCIÓN EFECTO TÓXICO DE LA AGRIPALMA:
Uso exclusivo por prescripción y bajo control médico.

La ingestión de altas dosis (3 g), puede provocar gastroenteritis y contracciones uterinas.

Tener en cuenta el contenido alcohólico del extracto fluido y la tintura.

USO TERAPEÚTICO Y DOSIS DE LA AGRIPALMA:
Ver apartado de precauciones.

* Infusión: 1 cucharadita de café por taza, una o dos tazas al día.

* Extracto fluido (1:1): 1 g al día (1 g = 35 gotas), repartido en tres tomas.

* Tintura (1:10): 20 a 30 gotas, una a tres veces al día.

Agrimonia


Agrimonia Eupatoria L.
Diarreas, estomatitis, parodontopatías, faringitis y laringitis (muy recomendable para profesores y cantores). Disquinesias hepatobiliares. Urolitiasis, reumatismo. Heridas, ulceraciones dérmicas, blefaroconjuntivitis. Se emplea para el tratamiento d
PARTES UTILIZADAS DE LA AGRIMONIA:
Las hojas y las sumidades floridas.

PRINCIPIOS ACTIVOS DE LA AGRIMONIA:
Abundantes taninos catéquicos y elágicos (5-10%), quercitina, fitosterina, eupatorina, trazas de aceite esencial; ácidos silícico, ascórbico y ursólico; trazas de alcaloides.

EFECTOS DE LA AGRIMONIA:
Por su abundancia en taninos tiene una marcado efecto astringente: antidiarréico, hemostático local, cicatrizante. Debido a los flavonoides, una acción antiinflamatoria. Además es moderadamente colerética.

INDICACIONES DE LA AGRIMONIA:
Diarreas, estomatitis, parodontopatías, faringitis y laringitis (muy recomendable para profesores y cantores). Disquinesias hepatobiliares. Urolitiasis, reumatismo. Heridas, ulceraciones dérmicas, blefaroconjuntivitis. Se emplea para el tratamiento de las rinitis alérgicas y del asma bronquial, aplicándose la infusión o los preparados a base del extracto fluido en forma de aerosoles.

CONTRAINDICACIONES DE LA AGRIMONIA:
No prescribir formas de dosificación con contenido alcohólico a niños menores de dos años ni a consultantes en proceso de deshabituación etílica

EFECTO TÓXICO DE LA AGRIMONIA:
La planta fresca presenta una intensa acción fotosensibilizante, si tras el contacto con la planta fresca hay exposición a las radiaciones solares, especialmente si la piel está algo húmeda.

PRECAUCIÓN EFECTO TÓXICO DE LA AGRIMONIA:
Tener en cuenta el contenido alcohólico del extracto fluido y de la tintura.

El uso de diuréticos en presencia de hipertensión o cardiopatías, sólo debe hacerse por prescripción y bajo control médico, dada la posibilidad de aparición de una descompensación tensional o, si la eliminación de potasio es considerable, una potenciación del efecto de los cardiotónicos.

USO TERAPEÚTICO Y DOSIS DE LA AGRIMONIA:
Uso interno:

* Infusión: 20 g de hojas, ó 30-50 g de flores por litro de agua, tres tazas al día, entre comidas.

* Extracto fluido (1:1): 30 gotas, tres veces al día.

* Tintura (1:5): 50-100 gotas, 2-3 veces al día.

* Extracto seco (5:1): 300 a 1.000 mg/día.

Uso externo:

* Decocción: Aplicada en forma de compresas, lavados, inhalaciones, colutorios o gargarismos.

Acónito


Aconitum Napellus L.
El acónito es un veneno de acción potente y rápida, por lo que prácticamente no se usa vía interna, excepto en dosis homeopáticas. Su prescripción oral queda exclusivamente reservada a los facultativos, debiéndose utilizar preparaciones con valoració
PARTES UTILIZADAS DEL ACÓNITO:
La raíz, raramente las hojas.

PRINCIPIOS ACTIVOS DEL ACÓNITO:
Alcaloides (0,3-1,2%): aconitina (30%), mesaconitina, neopelina, hipaconitina, napelina, napelonina; ácidos orgánicos: aconítico, cítrico, tartárico; colina.

EFECTOS DEL ACÓNITO:
El principio activo básico, la aconitina, le confiere propiedades analgésicas, al actuar modificando las terminaciones nerviosas. Es antipirético, antitusivo y descongestionante (vasoconstrictor).

INDICACIONES DEL ACÓNITO:
El acónito es un veneno de acción potente y rápida, por lo que prácticamente no se usa vía interna, excepto en dosis homeopáticas. Su prescripción oral queda exclusivamente reservada a los facultativos, debiéndose utilizar preparaciones con valoración de su contenido en alcaloides.

Tópicamente se empleó para el tratamiento de neuralgias, sobre todo lumbociática y del trigémino.

CONTRAINDICACIONES DEL ACÓNITO:
Embarazo, lactancia, niños, combinación con alcohol, sedantes, antihistamínicos, hipnóticos, antidepresivos o espasmolíticos.

PRECAUCIÓN EFECTO TÓXICO DEL ACÓNITO:
SE DESACONSEJA SU USO POR VIA INTERNA: Planta muy tóxica por sus alcaloides, en particular por la aconitina. La dosis letal es de 1 a 3 mg de aconitina (equivalente a 2 a 4 g de tubérculo fresco).

La intoxicación determina en un primer momento un estado de excitación general, con parestesias en los labios, lengua y garganta por bloqueo del trigémino. Más tarde se producen alteraciones gastrointestinales: diarreas, vómitos y sialorrea. En una segunda fase se produce hipotermia y parálisis de los músculos respiratorios y bloqueo de los centros nerviosos cardiorrespiratorios, que puede conducir a la muerte por asfixia en pocas horas.

USO TERAPEÚTICO Y DOSIS DEL ACÓNITO:
Uso externo:

* Tintura de raíz: en forma de fricciones.

* Extracto fluido (1:1), en pomada, crema o gel.

Aciano

Centaurea Cyanus L.
Conjuntivitis, blefaritis, reumatismo, dispepsias hiposecretoras, anorexia, gripe, resfriados. Varices, hemorroides, fragilidad capilar, arteriopatias, flebitis, edemas por insuficiencia venosa, hemeralopia, retinitis pigmentaria, miopía.
PARTES UTILIZADAS DEL ACIANO:
Los capítulos florales.

PRINCIPIOS ACTIVOS DEL ACIANO:
Mucílagos, taninos, flavonoides, abundantes pigmentos antociánicos (cianina), principios amargos (cnicina), poliínos, abundantes sales minerales.

EFECTOS DEL ACIANO:
El principio amargo actúa como aperitivo y eupéptico; los flavonoides y las sales potásicas, como diurético; los poliínos como antiséptico, antipirético, antiinflamatorio y astringente suave. Los pigmentos antociánicos le confieren una acción vitamínica P: mejora la microcirculación, aumenta la resistencia y controla la permeabilidad capilar. Contribuye a la regeneración de la capa vascular de la retina, aumentando la agudeza visual.

INDICACIONES DEL ACIANO:
Conjuntivitis, blefaritis, reumatismo, dispepsias hiposecretoras, anorexia, gripe, resfriados. Varices, hemorroides, fragilidad capilar, arteriopatias, flebitis, edemas por insuficiencia venosa, hemeralopia, retinitis pigmentaria, miopía.

USO TERAPEÚTICO Y DOSIS DEL ACIANO:
Uso interno:

* Infusión: Una cucharada de postre por taza, infundir 10 minutos, tres tazas al día.

* Decocción: 15-25 g/l, tres tazas al día.

Uso externo:

* Infusión, para lavados oculares o como colirio astringente. Se puede asociar con manzanilla y hamamelis. Recomendamos isotonizar (9 g de cloruro sódico por litro).

Achicoria


Cichorium Intybus L.
Anorexia, dispepsias hiposecretoras, disquinesias hepatobiliares, hepatitis, estreñimiento. Estados en los que se requiera un aumento de la diuresis: afecciones genitourinarias (cistitis, ureteritis, uretritis, pielonefritis, oliguria, urolitiasis),
PARTES UTILIZADAS DE LA ACHICORIA:
La raíz y las hojas.

PRINCIPIOS ACTIVOS DE LA ACHICORIA:
* Raíz: Abundante inulina, ácidos orgánicos (clorogénico, isoclorogénico). El látex contiene lactonas sesquiterpénicas: intibina, lactucopricina; alcoholes triterpénicos (lactuceroles); sales minerales (hierro, potasio, sodio, magnesio).

Hojas: ácido chicorésido

Capítulos: contienen un heterósido cumarínico, isómero del esculósido.

EFECTOS DE LA ACHICORIA:
Los principios amargos salinos le confieren propiedades aperitivas; el ácido chicorésido tiene una acción "depurativa": diurética, colerética, ligeramente laxante; la inulina es diurética y moderadamente hipotensora; los ácidos clorogénico e isoclorogénico, ejercen una actividad bacteriostática.

INDICACIONES DE LA ACHICORIA:
Anorexia, dispepsias hiposecretoras, disquinesias hepatobiliares, hepatitis, estreñimiento. Estados en los que se requiera un aumento de la diuresis: afecciones genitourinarias (cistitis, ureteritis, uretritis, pielonefritis, oliguria, urolitiasis), hiperazotemia, hiperuricemia, gota, hipertensión arterial, edemas, sobrepeso acompañado de retención de líquidos.

CONTRAINDICACIONES DE LA ACHICORIA:
No prescribir formas de dosificación con contenido alcohólico a niños menores de dos años ni a consultantes en proceso de deshabituación etílica.

PRECAUCIÓN EFECTO TÓXICO DE LA ACHICORIA:
El uso de diuréticos en presencia de hipertensión o cardiopatías, sólo debe hacerse por prescripción y bajo control médico, dada la posibilidad de descompensación tensional o de potenciación del efecto de los cardiotónicos debido a la eliminación urinaria de potasio.

Tener en cuenta el contenido alcohólico del extracto fluido, de la tintura y del jarabe.

USO TERAPEÚTICO Y DOSIS DE LA ACHICORIA:
* Decocción: Una cucharada de postre por taza, hervir 5 minutos, una taza antes de las comidas (aperitivo y colerético) o después (como eupéptico y diurético).

* Extracto fluido (1:1): 30-60 gotas, una a tres veces al día, antes o después de las comidas.

* Tintura (1:10): 50-100 gotas, una a tres veces al día.

* JARAbe (5-10% de extracto fluido): 30-60 g/día. Como laxante suele asociarse con extracto de ruibarbo.

Acedera


Rumex Crispus L.
Estreñimiento, diarrea. Anemia, convalecencia. Resfriados y gripe. Popularmente se ha usado como depurativo , en el tratamiento de fondo de afecciones dermatológicas crónicas (eczemas, psoriasis, etc.).
PARTES UTILIZADAS DE LA ACEDERA:
Las hojas, la raíz.

PRINCIPIOS ACTIVOS DE LA ACEDERA:
Tiene un alto contenido en ácido oxálico y oxalatos; antraquinonas (emodinas), aceite esencial, taninos, quercitina, vitexina, sales de hierro (1,5%), vitamina C.

EFECTOS DE LA ACEDERA:
Antianémico, remineralizante, vitamínico. Expectorante, estimulante de las defensas orgánicas, protector capilar, aperitivo, diurético: Por su contenido en derivados antraquinónicos debería de presentar una acción laxante suave; sin embargo, por su contenido en taninos resulta astringente (su principal aplicación popular es como antidiarréico y hemostático local).

INDICACIONES DE LA ACEDERA:
Estreñimiento, diarrea. Anemia, convalecencia. Resfriados y gripe. Popularmente se ha usado como "depurativo", en el tratamiento de fondo de afecciones dermatológicas crónicas (eczemas, psoriasis, etc.).

CONTRAINDICACIONES DE LA ACEDERA:
Litiasis renales oxálicas, por su contenido en oxalatos.

EFECTO TÓXICO DE LA ACEDERA:
A dosis elevadas puede producir vómitos, diarreas y alteraciones de la micción (ver intoxicación).

PRECAUCIÓN EFECTO TÓXICO DE LA ACEDERA:
La intoxicación se manifiesta como un cuadro gastroentérico: náuseas, vómitos, dolores cólicos, diarrea. En casos graves puede producir hipocaliemia, acidosis metabólica e insuficiencia hepática o renal e incluso la muerte.

USO TERAPEÚTICO Y DOSIS DE LA ACEDERA:
* Infusión: 1 cucharadita de postre por taza, dos tazas al día.

Uso externo: Aplicar la infusión en forma de lavados o compresas.

Abedul

Betula Pendula Roth
Estados en los que se requiera un aumento de la diuresis: afecciones genitourinarias (cistitis, ureteritis, uretritis, pielonefritis, oliguria, urolitiasis), hiperazotemia, hiperuricemia, gota, hipertensión arterial, edemas, sobrepeso acompañado de r

PARTES UTILIZADAS DEL ABEDUL:
Las hojas, eventualmente la corteza, yemas y savia de Betula pendula Roth. ( sin.: B. verrucosa Ehr., B. alba L.), B. pubescens Ehrh. o especies híbridas de ambas.

PRINCIPIOS ACTIVOS DEL ABEDUL:
Flavonoides (3%): hiperósido (0,8%), avicularina (0,5%), galactosil-3-miricetol, glucoronil-3-quercetol, quercitrósido. Aceite esencial (1%): monotropitósido (90%) que se hidroliza en salicilato de metilo; triterpenos: ácido betulínico, betulinol. Sales potásicas (4%). Taninos, especialmente en la corteza (10%). Acido ascórbico (5%).

EFECTOS DEL ABEDUL:
Los flavonoides y las sales potásicas le confieren una acción diurética, favoreciendo la eliminación de agua, cloruros, urea y ácido úrico. El aceite esencial es analgésico, antiinflamatorio, antiséptico, antipirético y cicatrizante. Los taninos contenidos en la corteza son responsables de la acción astringente (antidiarreico, hemostático local); la savia tiene un efecto diurético y analgésico.

INDICACIONES DEL ABEDUL:
Estados en los que se requiera un aumento de la diuresis: afecciones genitourinarias (cistitis, ureteritis, uretritis, pielonefritis, oliguria, urolitiasis), hiperazotemia, hiperuricemia, gota, hipertensión arterial, edemas, sobrepeso acompañado de retención de líquidos.

Gripe, resfriados, síndrome febril, cefaleas.

Inflamaciones osteoarticulares: artritis, artrosis, bursitis, tendinitis, fibrositis, fibromialgias.

En uso tópico: cicatrización de heridas, celulitis, eczemas, psoriasis, alopecia, vulvovaginitis, cervicitis.

CONTRAINDICACIONES DEL ABEDUL:
Hipersensibilidad a los salicilatos.

No prescribir extractos alhohólicos a niños menores de dos años ni a consultantes en proceso de deshabituación etílica.

PRECAUCIÓN EFECTO TÓXICO DEL ABEDUL:
El uso de diuréticos en presencia de hipertensión o de cardiopatías, sólo debe hacerse por prescripción y bajo control médico, dada la posibilidad de descompensación tensional o la potenciación del efecto de los cardiotónicos, por la posible eliminación urinaria de potasio.

Por su contenido en salicilatos, aunque están presentes en escasa proporción en la planta, aconsejamos que se tenga una especial precaución a la hora de prescribir extractos concentrados de abedul a pacientes con trombocitopenia, hemorragias activas o que estén siguiendo tratamientos con hemostáticos o anticoagulantes.

Tener en cuenta el contenido alcohólico del extracto fluido, tintura y jarabe durante el embarazo, la lactancia, en pacientes con gastritis, úlceras gastroduodenales, síndrome del intestino irritable, colitis ulcerosa, hepatopatías, epilepsia, Parkinson u otras enfermedades neurológicas.

USO TERAPEÚTICO Y DOSIS DEL ABEDUL:
* Infusión de hojas: 40 g/l, infundir 10 minutos. Tres tazas al día. Cuando convenga alcalinizar la orina, se puede añadir 1 g de bicarbonato sódico, cuando la infusión esté a 40º C.

* Decocción de corteza o yemas (febrífugo): 5 g/taza, hervir 5 minutos, tres tazas al día, entre comidas.

* Extracto fluido (1:1): 30 a 60 gotas, tres veces al día.

* JARAbe (30% de extracto fluido): una a tres cucharadas soperas al día.

* Tintura (1:10): 50-100 gotas (1-2 ml), una a tres veces al día.

* Extracto seco (5:1): 300-600 mg/dosis, 2-3 tomas al día.

* Jugo fresco (savia): 1 a 3 cucharadas soperas (15 ml) al día, diluido en infusión, agua o zumo.

jueves, 4 de septiembre de 2008

LA EFICIENCIA DE LA MEDICINA PRIMITIVA

LA EFICIENCIA DE LA MEDICINA PRIMITIVA

¿Qué resultados tenían los médicos primitivos? ¿Se beneficiaban sus pacientes con las invocaciones a los dioses, las máscaras, los ritos mágicos, los sacrificios, los exorcismos y la herbolaria? En otras palabras, ¿servía para algo la medicina primitiva, o cuando el enfermo se curaba, lo hacía a pesar del diagnóstico y del tratamiento que recibía del curandero o chamán? La respuesta a estas preguntas es que los resultados de los médicos primitivos eran bastante buenos, que muchos enfermos, sus familiares y sus amigos se beneficiaban con las funciones del curandero o chamán, pero no precisamente por ellas mismas sino por otras razones, totalmente independientes de sus medidas terapéuticas, que podemos resumir en las tres siguientes:


1) El efecto psicológico positivo de una relación médico-paciente bien llevada, en la que el enfermo, sus familiares y amigos, así como el médico, sus ayudantes y el entorno social al que todos pertenecen, comparten las mismas creencias y las mismas ideas sobre las enfermedades, sus causas y los efectos benéficos de las medidas terapéuticas empleadas. En esta relación médico-paciente cada uno de los participantes debe desempeñar su papel con rigor y fidelidad, pues el éxito depende en gran parte de la ejecución adecuada de una liturgia preestablecida. Esto explica las máscaras y el atuendo de los chamanes, sus trances, sueños y danzas, los exorcismos y las estatuillas de los asu asirios, los ritos y encantamientos de los snw egipcios, la quema del copal, las ofrendas y las yerbas del tícitl azteca; de la misma manera, también explica el santito con la veladora prendida en la casa del Niño Fidencio, los dibujos en el piso de la choza del brujo o curandero navajo, y el título de médico enmarcado en la sala de espera y la bata blanca del médico científico contemporáneo. Cuando en la relación médico-paciente se cumplen las expectativas del enfermo, de sus familiares y de sus amigos, una buena parte del problema ya ha sido resuelta.

2) En ausencia de medidas terapéuticas que realmente las modifiquen, muchas enfermedades revelan una historia clínica característica, cada una con un principio más o menos definido, diversas manifestaciones clínicas sugestivas o hasta diagnósticas, evolución variable pero frecuentemente predecible, y un final propio, que varía desde curación habitual hasta muerte inevitable. Al conjunto de fenómenos propios y a la evolución espontánea de cada enfermedad se les conoce como su historia natural. Su relación con la eficiencia de la medicina primitiva es que, por su historia natural, muchas enfermedades tienden a curarse espontáneamente, con frecuencia a pesar de lo que se intente para acelerar su evolución favorable. Por eso se dice, con toda razón, que el catarro común o coriza se quita con tratamiento en una semana, y sin tratamiento en siete días. Cuando la medicina primitiva se enfrenta a padecimientos que de todas maneras, por su historia natural, iban a curarse (que por fortuna son la mayoría) y el paciente se cura, se anota un triunfo que en realidad no le corresponde.

3) Otro factor inespecífico que contribuye al éxito de la medicina primitiva se conoce como el efecto placebo. La palabra "placebo" proviene de la voz latina placit, que significa "complacer ". El término describe un fenómeno biológico interesante: el efecto fisiológico positivo de un agente (con frecuencia un fármaco) totalmente inerte, cuando se administra a una persona que cree y espera que tendrá el efecto deseado. Un ejemplo clásico es la disminución de la fiebre en ciertos pacientes a los que se les administra NaCl (sal), que no tiene ninguna acción conocida sobre la temperatura somática, diciéndoles que se les está dando ácido acetil-salicílico (aspirina), que es un efectivo antipirético. El efecto placebo requiere con frecuencia que el paciente esté informado de los objetivos de las medidas terapéuticas a las que se somete, pero también puede observarse en sujetos inocentes de lo que les ocurre, pero con cierta imaginación.

Estos tres elementos inespecíficos, el efecto positivo de una buena relación médico-paciente, la historia natural de las enfermedades, y el efecto placebo, explican la mayor parte de los éxitos de las medicinas primitivas. El resto, que seguramente no son pocos, puede atribuirse a los conocimientos y a las prácticas empíricas de los médicos primitivos. La curación de las heridas de guerra y de otras lesiones traumáticas, el manejo de algunas complicaciones del embarazo y del parto, así como la atención de muchos padecimientos ginecológicos y pediátricos agudos, eran y siguen siendo ejemplos de la eficiencia de la medicina primitiva. Pero también debe señalarse que en no pocas ocasiones los tratamientos del sacerdote, del chamán o del brujo resultaban (y todavía resultan) desastrosos para el enfermo, en parte por lo que hacían y en gran parte también por lo que dejaban de hacer. Esto es cierto no sólo de la medicina primitiva y de su sucesora contemporánea, la medicina tradicional, sino también de todas las otras medicinas que se desarrollaron sobre bases empíricas e imaginarias a lo largo de la historia de la humanidad, hasta el surgimiento, a partir del siglo XVI, de la medicina científica.

HIPÓCRATES

HIPÓCRATES

Tradicionalmente se considera a Hipócrates de Cos el "padre de la medicina" y se le atribuye la autoría del llamado Juramento hipocrático, de un popular libro sobre Aforismas, de cierto número de los textos que forman el Corpus Hipocraticum, así como el hecho de insistir en la observación como base de la práctica clínica, o sea el método hipocrático. Pero la verdad es que se sabe muy poco del Hipócrates histórico, excepto que vivió en el siglo V a.C., que era originario de Cos, que era un médico reconocido y miembro de los asclepíades, que tomaba alumnos y les enseñaba el arte de la medicina; todo lo demás que se dice de Hipócrates es leyenda. Desde luego, el Juramento hipocrático es un documento de origen pitagórico (véase el Apéndice I). Llos Aforismas son una colección de consejos y observaciones médicas que se han ido acumulando a lo largo de siglos, y el Corpus Hipocraticum es una colección de cerca de 100 libros sobre medicina que se escribieron en forma anónima durante los siglos V y IV a.C., algunos hasta probablemente después. El contenido de estos textos es muy variable, algunos son teóricos y muy generales, otros tratan de distintos aspectos especializados de la práctica médica, otros de cirugía, y otros más son series de casos clínicos breves sin conexión alguna entre sí. Como era de esperarse en una colección tan heterogénea, hay distintas teorías para explicar los mismos fenómenos y numerosas contradicciones, no sólo entre distintos libros sino hasta en un mismo texto. Hasta el siglo pasado se creía que varios de ellos (los más antiguos) habían sido escritos por el propio Hipócrates o sus discípulos directos, pero investigaciones más recientes han demostrado que tal creencia es infundada. Lo que el Corpus Hipocraticum sí representa es un resumen del ejercicio entre los griegos de un tipo de medicina, que puede llamarse racional, a partir del siglo V a.C. y hasta el ocaso del helenismo.

Al mismo tiempo que la medicina racional, en la Grecia clásica persistió la práctica de la medicina primitiva o sobrenatural, ejercida por los iatros especializados en los templos de Asclepíades, y al mismo tiempo otra medicina todavía más primitiva, a cargo de magos y charlatanes itinerantes, demiurgos que iban de ciudad en ciudad anunciando sus pócimas maravillosas y prometiendo toda clase de curaciones y milagros. De hecho, algunos de los libros del Corpus Hipocraticum fueron escritos para combatir a los que practicaban esa forma de medicina, ya que en Grecia no había reglamentación alguna del ejercicio profesional. Tampoco había escuelas de medicina, de modo que si un joven deseaba hacerse médico buscaba a un miembro distinguido de la profesión que lo aceptara como aprendiz; la regla era que fuera admitido a cambio de una remuneración, con lo que el maestro quedaba obligado a impartirle su ciencia y su arte al alumno durante el tiempo que fuera necesario.

LA MEDICINA EN LA GRECIA CLÁSICA

LA MEDICINA EN LA GRECIA CLÁSICA

Platón se refiere a Hipócrates como un médico perteneciente a los seguidores de Asclepíades, y aparte de otras breves referencias por otros autores contemporáneos, eso es todo lo que se sabe de él. Pero aunque su figura es casi legendaria, su nombre se asocia Con uno de los descubrimientos más importantes en toda la historia de la medicina: que la enfermedad es un fenómeno natural. Como hemos mencionado, la medicina primitiva se basa en el postulado de que la enfermedad es un castigo divino, o una hechicería, o la posesión del cuerpo del paciente por un espíritu maligno, o la pérdida del alma, o varias otras cosas mas, que tienen todas un elemento común: se trata de fenómenos sobrenaturales. De hecho, ésa es la razón por la que 105 antropólogos la conocen como medicina primitiva. Pues bien, la tradición ha consagradas a Hipócrates como el defensor del concepto de que las enfermedades no tienen origen divino sino que sus causas se encuentran en el ámbito de la naturaleza, como por ejemplo el clima, el aire, la dieta, el sitio geográfico, etc. En el tratado sobre La enfermedad sagrada, o sea la epilepsia, que data del siglo V a.C., el autor dice:

Voy a discutir la enfermedad llamada "sagrada". En mi opinión, no es más divina o más sagrada que otras enfermedades, sino que tiene una causa natural, y su supuesto origen divino se debe a la inexperiencia de los hombres, y a su asombro ante su carácter peculiar. Mientras siguen creyendo en su origen divino porque son incapaces de entenderla, realmente rechazan su divinidad al emplear el método sencillo para su curación que adoptan, que consiste en purificaciones y encantamientos. Pero si va a considerarse divina nada más porque es asombrosa, entonces no habrá una enfermedad sagrada sino muchas, porque demostraré que otras enfermedades no son menos asombrosas y portentosas, y sin embargo nadie las considera sagradas.




La postura de la escuela hipocrática, de renunciar a explicaciones sobrenaturales sobre las enfermedades y de buscar sus causas en la naturaleza, no ocurrió en el vacío. Desde un siglo antes algunos filósofos del mundo griego habían empezado a intentar responder preguntas fundamentales sobre la naturaleza sin tomar recurso en los dioses; como precedieron a Sócrates se les conoce en su conjunto como los filósofos presocráticos. Los primeros surgieron en Mileto, un próspero puerto en el Egeo (hoy en Turquía), que entonces poseía una población internacional en la que comerciaban e intercambiaban ideas griegos, egipcios, persas, libios y otros habitantes del Mediterráneo. Los filósofos eran hombres libres, estudiosos de la astronomía, la geografía y la navegación, e interesados también en la política. Miraban al mundo que los rodeaba y se preguntaban por su naturaleza, por sus causas y por su esencia. Las respuestas que formulaban eran especulativas pero excluían a la mitología, no aceptaban explicaciones sobrenaturales. El primero de ellos fue Tales, quien predijo el eclipse del año 585 a.C., por lo que sabemos que estaba vivo en el siglo VI a.C. A la pregunta: "¿De qué está formado el Universo?", Tales respondió: "De agua."

Era una respuesta basada en su experiencia, pues había estado en Egipto y observado la forma como el ciclo anual del Nilo se asocia con la agricultura y el florecimiento del desierto. Tales asoció el agua con la vida y le pareció que era el elemento que podía dar origen a todo lo demás. Una generación más tarde, Anaximandro contestó a la misma pregunta señalando que el elemento primario no era el agua sino el apeiron, una sustancia más primitiva y no perceptible por nuestros sentidos, lo que daba origen tanto al agua como al aire, al fuego y a la tierra, que son las sustancias que forman el Universo. Otro filósofo contemporáneo, su discípulo Anaxímenes, opinó que la sustancia que forma todas las demás del Universo es el aire, y que lo hace a través de los procesos de condensación y rarefacción.

Había otras muchas teorías para explicar varios fenómenos naturales, como los truenos y los rayos, los temblores, los cometas, el arco iris, etc., varias contradictorias entre sí pero todas coincidiendo en buscar las causas y los mecanismos dentro de la misma naturaleza y sin la participación de los dioses. De modo que cuando los médicos hipocráticos empezaron a rechazar la existencia de enfermedades divinas lo hicieron en un ambiente en donde tales ideas ya no eran extrañas.

Pero hay otro antecedente histórico del concepto natural de las enfermedades, que probablemente también influyó en la postura opuesta a lo sobrenatural de los médicos hipocráticos. Se trata de una idea originada en Egipto por lo menos 1 000 años antes para explicar algunas enfermedades; los snw imaginaron que en el contenido intestinal se generaba un principio patológico, un agente capaz de pasar al resto del organismo a través de los metu o canales que comunicaban a los distintos aparatos y sistemas entre sí, y de producir trastornos más o menos graves en ellos. Este principio se conoció como wdhw y quizá representa el primer intento en la historia de la cultura occidental de explicar varios síntomas y hasta ciertas enfermedades sin la ayuda de los dioses o de fuerzas sobrenaturales. Naturalmente, el whdw era totalmente imaginario, pero en este caso la imaginación se mantuvo dentro de lo posible en el mundo de la realidad. La idea del whdw tuvo consecuencias importantes entre los snw, quienes basaron gran parte de sus medidas profilácticas y terapéuticas en ella: los snw recomendaban a los sujetos sanos que se hicieran 2 o 3 enemas al mes, para evitar la aparición de whdw, y desde luego los enfermos eran sometidos a este tratamiento con mucha mayor frecuencia. El concepto del whdw pasó de Egipto a la Grecia antigua, y sus resonancias influyeron a los médicos hipocráticos.

LA MEDICINA MESOAMERICANA PRECOLOMBINA

LA MEDICINA MESOAMERICANA PRECOLOMBINA

Antes de 1492, en Mesoamérica se desarrollaron varias culturas, como la náhuatl, la maya, la purépecha, la otomí y otras más. De la que existe más información sobre sus ideas y prácticas médicas es de la náhuatl, porque era la que prevalecía en el altiplano de Anáhuac cuando llegaron los conquistadores, la que aprovecharon para su beneficio durante la destrucción de Tenochtitlán y los primeros tiempos de la Nueva España, y la que se comentó más en sus escritos de esos años. Lo poco que se sabe de la medicina de las otras culturas mesoamericanas no se aparta en lo esencial de los principales elementos de la náhuatl, por lo que en esta sección solamente nos referiremos a esta última.

De los muchos dioses que los aztecas reconocían y adoraban, varios de ellos estaban relacionados con la medicina; por ejemplo, Tláloc, señor de la Lluvia, producía enfriamientos y catarros, neumonías y reumatismos; Xochiquetzal, diosa del Amor y de la Fertilidad, enviaba enfermedades venéreas y complicaciones del embarazo y del parto; Tezcatlipoca o Titlahuacán era especialmente temible, pues se asociaba con enfermedades graves o letales; Xipe-Tótec, Nuestro Señor el Desollado, era especialista en enfermedades de la piel. Las mujeres jóvenes muertas en su primer parto eran adoptadas por Coatlicue, la diosa de la Tierra y de la Muerte, y convertidas en cihuateteo no subían al Séptimo Cielo sino que se quedaban residiendo en el Primer Cielo, desde donde bajaban a la Tierra, especialmente en los días 1-Venado en los cruces de caminos, para asustar a los hombres y producirles enfermedades a los niños, como parálisis facial, atrofia de miembros, enfermedades convulsivas y otros padecimientos neurológicos. Las cihuateteo más jóvenes eran las más malas pues se ensañaban con los niños más pequeños y hermosos, "para robarles su belleza".

Hasta cuando el padecimiento era algo tan natural, como una fractura consecuencia de una caída sufrida durante el ascenso de una montaña, los aztecas lo relacionaban con una causa divina, pues sabían muy bien que era precisamente en los sitios más peligrosos de la montaña en donde moraban los chaneques y otros espíritus malignos, expertos en empujones y zancadillas.

Con frecuencia el enfermo azteca no tenía conciencia de haber violado alguna ley o mandamiento religioso, o no sabía bien cuál era la deidad que había ofendido con su comportamiento, y entonces la consulta con el médico o tícitl incluía no sólo el diagnóstico y el tratamiento de la enfermedad, sino también la identificación del dios enojado. Esto era muy importante, porque los ritos sacrificios y exorcismos eran diferentes para los distintos dioses. Además de los rezos y las ceremonias religiosas correspondientes, el tícil también empleaba medios terapéuticos naturales, entre ellos principalmente la herbolaria, que entre los aztecas era extraordinariamente rica. Algunas medicinas que todavía se usan hoy provienen de la herbolaria precolombina, como la infusión de yoloxóchitl para las fiebres o la de toloache como abortivo, pero en la antigüedad se usaban muchas otras con muy distintas indicaciones. Es probable que dentro de esta riqueza tradicional todavía se puedan encontrar algunas otras sustancias con uso terapéutico real y efectivo, pero tal sugestión requiere estudios científicos críticos y religiosos.

Medicina Primitiva


El estudio de tribus actuales que se hallan culturalmente en la Edad de Piedra da una idea de lo que fue la primera medicina, aquella de los tiempos prehistóricos. Por supuesto que estos pueblos, aun hallándose en condiciones prehistóricas, han cambiado con respecto a los propiamente prehistóricos, y ya por eso los investigadores deben ser cautelosos en sus conclusiones.

Lo que parece esencial en estos pueblos en cuanto a la medicina, es la idea de la enfermedad como fenómeno sobrenatural por acción de demonios o por encantamiento debido a una falta cometida por el enfermo. La enfermedad tiene, por lo tanto, un valor moral. Pero a esto hay que agregar que en esta medicina primitiva el diagnóstico y tratamiento eran, en mayor o menor grado, consecuentes a esa idea de enfermedad como fenómeno sobrenatural. El diagnóstico y el tratamiento también se hacían con elementos mágico-religiosos. De ahí la observación de cristales, el lanzar huesos al aire y los estados de trance del curandero para hacer el diagnóstico y de ahí también las ceremonias, plegarias, fórmulas mágicas, el golpear al paciente y tocarlo con ciertos objetos como medios terapéuticos. Pero no siempre los medios usados por estos pueblos son tan ineficaces como nos parecen éstos. Al respecto, un pasaje de Les secrets de la Mer Rouge de Monfroid citado por Löbel. Se trata de una hombre que había recibido una herida profunda de lanza en la región del estómago. Dice así:

Dos hombres levantan al herido y, teniéndolo extendido, lo llevan al patio. Le atan los brazos y piernas. El curandero mete la mano en un líquido para probar su temperatura: es manteca en estado de fusión, a la que mantienen tan caliente que luego le desuella la mano; una mujer quema hierbas bajo las parihuelas del paciente para alejar los espíritus (y acaso los microbios) que pueden penetrar en el cuerpo del herido. Nosotros le llamaríamos la antisepsia. El curandero descubre la herida, a tiempo que pronuncia las primeras palabras del conjuro. El paciente cierra los ojos, podríamos decir: se recoge en sí a fin de exponer su cuerpo, al que hace insensible. Con un simple movimiento el operador saca su brillante djembia, daga grande y plana, ancha como la mano, de unos 30 centímetros de largo, ligeramente curva. La sumerge, tal como lo ha hecho con su mano, en la manteca en fusión. Luego desinfecta a su vez la herida virtiendo manteca hirviendo sobre ella. El paciente exhala un estertor espasmódico, medio ahogado, y luego se pone rígido. Entonces el curandero, con habilidad maravillosa, abre con su gran cuchillo el vientre en una longitud de 15 centímetros; la sangre chorrea, vierte manteca hirviente sobre la herida para contener la hemorragia. Sujetando su djembia entre los dientes, introduce profundamente su mano que chorrea manteca en el hueco ventral. Coge un tejido blancuzco y lo trae hasta el nivel de la incisión. Un ayudante lo sujeta con los dedos. Es el estómago cortado por la punta de lanza. El ayudante mantiene unidos los labios de la herida. Con toda calma, el operador hace una señal a otro ayudante, el cual, de una botella de largo cuello, saca termitas por medio de una pajuela hueca. Son hormigas grandes de la especie guerrera, gruesas como un grano de trigo, con mandíbulas que se abren amenazadoras como tenazas, ante cualquier resistencia que se les presente. Delicadamente, con las puntas de los dedos, el curandero toma las termitas que el ayudante le pasa una a una. En sus dedos empapados de sangre veo la mandíbula inferior del insecto, curvada, abierta, presta a morder. A estas pinzas naturales acerca los bordes de la herida que se trata de cerrar. El insecto las clava y en el mismo instante, el operador le arranca su tronco. La cabeza con los dientes queda fijada. Esta es la primera puntada de la sutura; coloca unas veinte de ellas a lo largo de la pared del estómago. Durante esta operación el rostro del herido se había vuelto del color de la ceniza. Respira con breves y violentos estertores.

Pero ahora no se queja; es de suponer que el infortunado yace en estado de hipnosis. El curandero cierra también la herida exterior con espinas de mimosa, que introduce a través de la piel...Las cabezas de termita, que han servido para la sutura interna serán absorbidas, exactamente como hoy día es absorbido el catgut.

Este relato muestra, de manera muy notoria, el elemento empírico que puede tener la medicina primitiva junto al mágico-religioso. Entre los medios terapéuticos eficaces que abarca este elemento empírico de la medicina primitiva, destacan las plantas medicinales. De éstas pertenecen a la farmacopea moderna, entre otras, las siguientes: ácido salicílico, quinina, opio, cocaína, efedrina, colchicina, digital, ergotamina. La digital se incorporó a nuestra farmacopea después del redescubrimiento de Whitering publicado en1785 después de 10 años de experiencia.