jueves, 26 de noviembre de 2009

LASERTERAPIA.

Una opción para tratamientos medicos y estéticos, este haz de luz aporta una bioestimulación celular.

la acción de la laserterapia con emisión infrarroja se efectua de forma local y gracias al efecto de resonancia podrá tener efectos generales:

•Activa la microcirculación y la regeneración tisular.

•Estimulación de fibroblasto y tejido conjuntivo.

•Neoformación de fibras nerviosas y tejido óseo.

•Capacidad de curación mejorada y de formación vasal.

•Efectos antiedémicos y antinflamatorios.

•Efectos analgésicos.

•Incremento de trofismos cutáneos y en trofismos del bulbo piloso.

Se han compilado una gran cantidad de datos clínicos y científicos, confirmando el amplio espectro de efectos terapeúticos llevados a cabo por laserterapia tales como:

•Reducción considerable de dolor aún despúes de una sola aplicación.

•Evidente regresión de condiciones inflamatorias.

•Reparación y reconstrucción acelerada del tejido, etc

DESINTOXICACIÓN.

DESINTOXICACIÓN.


Su uso regular mejora trastornos tales como:
*Función hepática y renal *Problemas dermatológicos
*Problemas circulatorios * Dolores menstruales
*Dolores musculares *Equilibrio corporal
*Jaquecas.*Insomnio
*Artritis *Fatiga.

DIAGNOSTICO COMPUTARIZADO CORE.

Sistema alemán computarizado de diagnóstico, análisis y tratamiento, en donde sabrá con seguridad cual es su enfermedad primaria, a su vez un diagnóstico preventivo-curativo donde recibimos más de 25 terapias diferentes para lograr tu salud.

Por medio del core inegetix se puede imprimir en el agua afirmaciones de salud, prosperidad, realización espiritual y símulos que también emiten una vibración al igual que las palabras, favoreciéndo con la aplicación del core inergetix.

RESCATE DE LA MEDICINA TRADICIONAL

La medicina tradicional, según sus propios términos, es la práctica de métodos de salud y sanación que aplican las propias experiencias e idiosincrasia de los pueblos que la desarrollan. La medicina tradicional, en sus diferentes expresiones, no sólo sirve para curar el cuerpo; ya que muchos pueblos la utilizaban para el tratamiento de afecciones de la mente y del espíritu. Además de estos ‘planos de curación’, esta medicina tiene la singularidad de curar espacios y objetos. Muestra de ello se encuentra en los diferentes grabados de Sahagún y otros historiadores, en los que refiere a cómo los pueblos prehispánicos curaban sus casas y espacios de convivencia de malas energías o síntomas extraños; posiblemente sea la contraparte de la tradición judía de santificar los lugares y las fiestas, tal como lo señala la Biblia en diversos pasajes cuando nos transporta al arribo de los jerarcas y jefes de tribus a determinados lugares para santificarlos derramando aceite (por lo general de oliva) y vino (de uva).

Hablar de medicina tradicional es entrar a un mundo maravilloso y tan vasto como el número de estrellas, porque cada pueblo, cada comunidad y cada época tuvieron una manera particular de practicar su propia medicina. Si regresamos a los inicios de la medicina contemporánea u occidental, sus orígenes están fundamentados en los conocimientos empíricos, que igualmente dieron forma a la medicina de los pueblos. Esta misma ‘medicina popular’ fue la que alivió y ayudó a la supervivencia de generaciones y culturas enteras.

Es cierto que en un número reducido de pueblos, la medicina tradicional pudo prevalecer, sobre todo en aquellos que se mantuvieron libres de cualquier forma de mestizaje; casos típicos los pueblos americanos y algunos orientales, como los japoneses, chinos, hindúes, tibetanos y demás. Al momento de cualquier colonización, la cultura dominante traía consigo todas sus formas de vida, religión y hasta de salud; por esta razón se extendió enormemente la medicina contemporánea, alópata u occidental (como prefiera llamarle), pero no siempre representaba la única y eficaz manera de atender una sintomatología.

En México, la Medicina Tradicional se encuentra muy aunada a su cultura. Este fenómeno no es curiosidad, ya que la Medicina Moderna se aplicaba a los ricos o burgueses, así que la mayoría de indígenas y mestizos sólo tenían acceso a sus milenarios recursos terapéuticos. Aunado a lo anterior, en su propia concepción de la medicina tradicional, se encontraban entremezclados valores religiosos, étnicos, culturales y de honor. Estas premisas influyeron considerablemente en el arraigo de la medicina tradicional en los pueblos con predominancia indígena. Para muestra, nos podemos referir a los Estados del Sureste de México, en donde la mayoría de su población de raíces nativas, defiende y se procura la salud a través de sus propios métodos. En estos episodios, la historia cambió total e inteligentemente, ya que en los tiempos de la colonización, los curanderos o médicos tradicionales eran perseguidos para erradicar una cultura de profanación, sin saber los conquistadores que estaban destruyendo un rico y extraordinario conocimiento. Hoy día, la medicina moderna se acerca a los pueblos para aprender de ella, para unir esfuerzos a favor de la lucha contra las enfermedades. Existen hospitales en nuestro país (irónicamente ninguno en los Estados del Sur, donde hay más cultura tradicional; todos están en el Centro y Norte del territorio Nacional), en los cuales, además de las convencionales áreas de atención médica, se encuentran espacios dedicados para la atención de enfermedades a través de la Medicina Tradicional. Los resultados que se obtienen son increíbles; cuando la salud, en estas dos vertientes, trabaja de común acuerdo.

En cada región del país existe una muy particular práctica de la Medicina Tradicional. Si viajamos al Norte, por citar algunos ejemplos, encontraremos la Medicina de los Tarahumaras. Si nos trasladamos al centro, de los Otomíes. Pero si vamos al Sur, encontraremos una gran diversidad de métodos tradicionales de salud. A cada uno de estos no hay que dar un nombre exclusivo, ya que sus similaridades son muchas; las variantes que se encuentran están en factor directo con los recursos existentes en cada zona: hierbas, materiales orgánicos e inorgánicos y otros; que no representan grandes cambios. Como ejemplo, el Temascal, este lo podemos encontrar en una gran cantidad de culturas mexicanas y extranjeras; con sus variantes arquitectónicas y físicas, pero el principio, método y fin; son los mismos.

A pesar de todas las similitudes que explicadas, no se deben omitir los avances que en materia desarrollaron unas culturas sobre otras; quizá la azteca, la maya u otras. Eso queda a opinión de los expertos.

Con esta introducción muy general, se da marco a la Medicina Tradicional que se practica en CONGREGACIÓN MARIANA TRINITARIA, A.C. Este apartado del objetivo social de esta institución es uno de los más reconocidos en el ámbito nacional y extranjero. Dentro de sus archivos encontramos una gran cantidad de personas atendidas bajo esta metodología, que provienen de diversas regiones del Estado de Oaxaca, del país. A la par, dentro de la misma parte documental, encontramos un considerable número de visitantes de otros países y continentes, que como ellos mismos expresan, sólo vienen a Oaxaca para ser atendidos con la Medicina Tradicional que se desarrolla en CONGREGACIÓN MARIANA TRINITARIA, A.C.

Si se hablara de arte, este se concibe como una expresión que sublima a los sentidos y al espíritu a un estado de conciencia elevado. Cuando la Medicina Tradicional se practica con el respeto que merece el conocimiento máximo de los grandes pueblos antiguos, en ese mismo sentido se convierte en un arte ancestral. Así pues, como todo arte que tiende a satisfacer los deseos del alma, esta medicina satisface las necesidades de curación, no sólo de nuestra materia corporal; sino que de manera integral despierta los pensamientos y eleva el espíritu y los sentimientos hacia un punto de felicidad moral.

La propia Presidenta del Consejo de Administración, Enfermera Catalina Mendoza Arredondo es la responsable de esta labor tan especial. Haciendo un recuento de la vida de este personaje, debo de comentarles que ella desde su juventud tendió hacia las acciones que satisficieran las necesidades de las personas, que como ella, pertenecían a un sector carente. Sus anhelos de superación le llevaron a estudiar la carrera de enfermería, para posteriormente ejercer su trabajo, incluso sin ser retribuido económicamente durante un tiempo, en el Hospital de la Mujer de la Ciudad de México. Pasado el tiempo de desarrollarse en esta institución de salud pública y con médicos particulares, se retiró temporalmente para dedicarse a su familia. Por la necesidad económica que apremiaba a su núcleo familiar, decidió retornar con la tarea que mayor gusto daba a su vida: la salud. Durante ese tiempo descubrió habilidades que facilitaban la tarea de brindar ayuda a muchas personas en la salud; y más aún, en el mejoramiento integral de su vida, problemas y entorno.

A quienes le conocen y conviven con ella, no es raro encontrarla platicando con una persona desconocida, y que ésta última, le platique sus necesidades y anhelos más íntimos. No se sabe exactamente a qué se deba, pero siempre hay palabras prestas para redimir los dolores del alma, no sólo los del cuerpo.

Este tipo de medicina, según su propia ejecutante, tiene orígenes mayas. Si describiera técnicamente el procedimiento que se aplica en la atención a pacientes, la primera parte sería un diagnóstico, el segundo paso un tratamiento natural de 3 días; para concluir con un seguimiento mensual. Todo esto suena muy normal y bastante científico, pero no termina ahí. Cuando los españoles llegaron a América se toparon con muchas interrogantes y muy pocas respuestas, porque muchas de las cosas que se sucedían estaban concebidas desde la perspectiva del alma y los sentimientos, no a partir de la vista material. Así mismo, esta antigua ciencia está conformada de muchas reglas que no son visibles a simple vista. Algo similar ocurre aquí.

La falta de salud, por definición, es la pérdida de las condiciones corporales óptimas de vida; a esto se debe agregar que debe existir un equilibrio. Antaño, se pensaba que la mente, el espíritu y el cuerpo del ser humano tienen que estar en un permanente equilibrio, porque la pérdida de éste trastoca el orden circundante. Entonces, es necesario mantener ese equilibrio, y una de las mejores maneras de comprobar si tal existe, es observando las reacciones del cuerpo humano. Si un diagnóstico es una auscultación (así estamos acostumbrados), aquí es otra la metodología. Para saber con precisión qué es lo que determina ese desequilibrio, el tratamiento toma en consideración los sonidos que resultan al golpear una campana, y que varían según la zona del cuerpo más próxima al instrumento. Cuando existe equilibrio, el sonido de la campana debe ser diáfano, sin sordinas o demasiadas reverberaciones. Cuando no lo hay, la terapeuta se da cuenta de dónde está localizado el mal que aqueja a su paciente, y puede comenzar a curarlo.

‘El cuerpo se expresa a sí mismo...’ - dice la Enfermera Mendoza - ’... nos dice qué es lo que está mal, y lo que necesita...’. Pero han de preguntarse, ¿Qué significa esto?...

Durante el diagnóstico, la Enfermera aparte de interpretar los sonidos de la campana que utiliza, igualmente ‘siente’ los mismos síntomas que su paciente. Por citar un ejemplo, en caso de que el paciente padezca dolores de cabeza, la terapeuta percibe en su propia cabeza los dolores, en misma forma e intensidad. Lo mismo sucede con otras sintomatologías; y no sólo eso, sino también puede interpretar situaciones externas que afecten al paciente, ya sean familiares, sociales, de trabajo, económicas u otras. Estas se pueden remontar al presente, pasado o futuro.

Esto, seguramente debe parecer increíble, pero es real. Este tipo de facultad es de gran ayuda, cuando pacientes que acuden a ella no pueden expresarse por alguna discapacidad. Igualmente es aplicado cuando, en una gran cantidad de ocasiones, las personas enfermas no encuentran cura a los síntomas que presentan; ya que es común, que tras series y series de análisis y exámenes médicos de todos tipos, la salud del individuo se encuentra perfecta según los médicos, no así el sentir o ánimo del paciente que en muchas ocasiones es calificado como hipocondríaco porque su malestar difiere mucho con su supuesto estado de salud.

Si todo lo anterior es únicamente el diagnóstico, ya podrán imaginarse el tratamiento. Este por lo general consiste de terapias físicas, vaporizaciones y más. El procedimiento para cada paciente y sus necesidades varían para acoplarse a los requerimientos de cada cual. Aquí, en este apartado las cosas cambian mucho, ya que cada persona vive y experimenta diferentes sensaciones. Estas pueden ir desde dolor, sentimiento, liberación y muchas otras.

Para estos casos, sí se puede afirmar que este tipo de medicina no sólo cura el cuerpo, sino también la mente y el espíritu; todo durante el mismo proceso. Durante el tratamiento la gente llora, ríe, duerme; pero siempre a favor de su propio bien. La duración de cada sesión varía, pero el tiempo promedio es de 60 a 90 minutos, pudiendo el paciente retornar a sus actividades habituales cada día de atención.

Con este tipo de tratamiento, no sólo se curan las enfermedades, sino también se previene una gran cantidad de males. Hay registros de recuperaciones muy importantes en muchos casos, que incluso han sido desahuciados por los centros de salud públicos o privados. Las enfermedades a tratar son diversas, algunas de gran complejidad, otras no tanto. Un fenómeno que en la mayoría de los casos se ha observado, consiste en que la disposición del paciente es fundamental, ya que cuando este procedimiento de atención pretende ser probado o prejuzgado, tal parece que una energía externa repulsara a la persona que en su afán mundano, trata de explorar terrenos que no le están dados a caminar. Situación contraria se da cuando el paciente tiene la firme intención de curarse, parece que el procedimiento de recuperación se acelera y en el muy corto plazo se da un alivio a casi su totalidad o íntegra.

Es importante comentar que los principios de este tipo de tratamientos tradicionales eran practicados por antiguas civilizaciones, tales como la maya, egipcia y otras. Sus principios responden a reglas naturales, sólo que la tesitura de estas es más sublime y suprema; para alcanzarlas se requiere de mayor preparación, disposición y sensibilidad. No en balde más de 30 años de práctica y trabajo constante de la Enfermera Catalina Mendoza.

Como principio natural existe la energía, en ese mismo sentido debemos estar conscientes que todos nosotros somos energía pura; tangible o intangible, somos energía. Como ejemplo la energía eléctrica, no se ve; pero da energía calórica o luminosa cuando se le convierte a través de un foco o una plancha. Así somos todos. Bajo este principio, nuestra energía puede decaer, enfermarse o afectarse por factores externos o internos y afectar a la envoltura exterior o cuerpo. Respondiendo en el mismo tenor, cuando se cura la energía enferma, por ende mejora nuestra situación física y capacidades.

En esencia, el equilibrio se refiere al que existe entre la energía que compone al cuerpo, la mente y el espíritu. Si se tiene esa energía en constante generación y movimiento, la salud humana en sus distintos campos y niveles será óptima. Esta es la Medicina Tradicional de la Enfermera Mendoza y de la CONGREGACIÓN MARIANA TRINITARIA, A.C.

Hablando de esta manera, la medicina tradicional se vuelve más tangible, pero no se debe olvidar que los pueblos que la concibieron eran de muy alta espiritualidad, sensibilidad y misticismo. Hay muchas vivencias que no se pueden transmitir con palabras, es necesario vivirlas.

¿En cuántas ocasiones, no hemos sentido que necesitamos un abrazo para nuestra alma?... ¿Cuántas veces nos sentimos solos y vacíos, a pesar de estar rodeados y llenos de cosas materiales?

Todos hemos sentido sensaciones similares, si no es así, entonces no somos humanos. Ricos o pobres buscan una esperanza que no siempre es material. No es necesario estar enfermo para vivir estas experiencias, en el caso que así sea, aquí hay otra opción totalmente natural de recuperar la salud.

http://cmt.org.mx/esp/programas/medicina_tradicional.html