LA MEDICINA EN LA GRECIA CLÁSICA
Platón se refiere a Hipócrates como un médico perteneciente a los seguidores de Asclepíades, y aparte de otras breves referencias por otros autores contemporáneos, eso es todo lo que se sabe de él. Pero aunque su figura es casi legendaria, su nombre se asocia Con uno de los descubrimientos más importantes en toda la historia de la medicina: que la enfermedad es un fenómeno natural. Como hemos mencionado, la medicina primitiva se basa en el postulado de que la enfermedad es un castigo divino, o una hechicería, o la posesión del cuerpo del paciente por un espíritu maligno, o la pérdida del alma, o varias otras cosas mas, que tienen todas un elemento común: se trata de fenómenos sobrenaturales. De hecho, ésa es la razón por la que 105 antropólogos la conocen como medicina primitiva. Pues bien, la tradición ha consagradas a Hipócrates como el defensor del concepto de que las enfermedades no tienen origen divino sino que sus causas se encuentran en el ámbito de la naturaleza, como por ejemplo el clima, el aire, la dieta, el sitio geográfico, etc. En el tratado sobre La enfermedad sagrada, o sea la epilepsia, que data del siglo V a.C., el autor dice:
Voy a discutir la enfermedad llamada "sagrada". En mi opinión, no es más divina o más sagrada que otras enfermedades, sino que tiene una causa natural, y su supuesto origen divino se debe a la inexperiencia de los hombres, y a su asombro ante su carácter peculiar. Mientras siguen creyendo en su origen divino porque son incapaces de entenderla, realmente rechazan su divinidad al emplear el método sencillo para su curación que adoptan, que consiste en purificaciones y encantamientos. Pero si va a considerarse divina nada más porque es asombrosa, entonces no habrá una enfermedad sagrada sino muchas, porque demostraré que otras enfermedades no son menos asombrosas y portentosas, y sin embargo nadie las considera sagradas.
La postura de la escuela hipocrática, de renunciar a explicaciones sobrenaturales sobre las enfermedades y de buscar sus causas en la naturaleza, no ocurrió en el vacío. Desde un siglo antes algunos filósofos del mundo griego habían empezado a intentar responder preguntas fundamentales sobre la naturaleza sin tomar recurso en los dioses; como precedieron a Sócrates se les conoce en su conjunto como los filósofos presocráticos. Los primeros surgieron en Mileto, un próspero puerto en el Egeo (hoy en Turquía), que entonces poseía una población internacional en la que comerciaban e intercambiaban ideas griegos, egipcios, persas, libios y otros habitantes del Mediterráneo. Los filósofos eran hombres libres, estudiosos de la astronomía, la geografía y la navegación, e interesados también en la política. Miraban al mundo que los rodeaba y se preguntaban por su naturaleza, por sus causas y por su esencia. Las respuestas que formulaban eran especulativas pero excluían a la mitología, no aceptaban explicaciones sobrenaturales. El primero de ellos fue Tales, quien predijo el eclipse del año 585 a.C., por lo que sabemos que estaba vivo en el siglo VI a.C. A la pregunta: "¿De qué está formado el Universo?", Tales respondió: "De agua."
Era una respuesta basada en su experiencia, pues había estado en Egipto y observado la forma como el ciclo anual del Nilo se asocia con la agricultura y el florecimiento del desierto. Tales asoció el agua con la vida y le pareció que era el elemento que podía dar origen a todo lo demás. Una generación más tarde, Anaximandro contestó a la misma pregunta señalando que el elemento primario no era el agua sino el apeiron, una sustancia más primitiva y no perceptible por nuestros sentidos, lo que daba origen tanto al agua como al aire, al fuego y a la tierra, que son las sustancias que forman el Universo. Otro filósofo contemporáneo, su discípulo Anaxímenes, opinó que la sustancia que forma todas las demás del Universo es el aire, y que lo hace a través de los procesos de condensación y rarefacción.
Había otras muchas teorías para explicar varios fenómenos naturales, como los truenos y los rayos, los temblores, los cometas, el arco iris, etc., varias contradictorias entre sí pero todas coincidiendo en buscar las causas y los mecanismos dentro de la misma naturaleza y sin la participación de los dioses. De modo que cuando los médicos hipocráticos empezaron a rechazar la existencia de enfermedades divinas lo hicieron en un ambiente en donde tales ideas ya no eran extrañas.
Pero hay otro antecedente histórico del concepto natural de las enfermedades, que probablemente también influyó en la postura opuesta a lo sobrenatural de los médicos hipocráticos. Se trata de una idea originada en Egipto por lo menos 1 000 años antes para explicar algunas enfermedades; los snw imaginaron que en el contenido intestinal se generaba un principio patológico, un agente capaz de pasar al resto del organismo a través de los metu o canales que comunicaban a los distintos aparatos y sistemas entre sí, y de producir trastornos más o menos graves en ellos. Este principio se conoció como wdhw y quizá representa el primer intento en la historia de la cultura occidental de explicar varios síntomas y hasta ciertas enfermedades sin la ayuda de los dioses o de fuerzas sobrenaturales. Naturalmente, el whdw era totalmente imaginario, pero en este caso la imaginación se mantuvo dentro de lo posible en el mundo de la realidad. La idea del whdw tuvo consecuencias importantes entre los snw, quienes basaron gran parte de sus medidas profilácticas y terapéuticas en ella: los snw recomendaban a los sujetos sanos que se hicieran 2 o 3 enemas al mes, para evitar la aparición de whdw, y desde luego los enfermos eran sometidos a este tratamiento con mucha mayor frecuencia. El concepto del whdw pasó de Egipto a la Grecia antigua, y sus resonancias influyeron a los médicos hipocráticos.
Platón se refiere a Hipócrates como un médico perteneciente a los seguidores de Asclepíades, y aparte de otras breves referencias por otros autores contemporáneos, eso es todo lo que se sabe de él. Pero aunque su figura es casi legendaria, su nombre se asocia Con uno de los descubrimientos más importantes en toda la historia de la medicina: que la enfermedad es un fenómeno natural. Como hemos mencionado, la medicina primitiva se basa en el postulado de que la enfermedad es un castigo divino, o una hechicería, o la posesión del cuerpo del paciente por un espíritu maligno, o la pérdida del alma, o varias otras cosas mas, que tienen todas un elemento común: se trata de fenómenos sobrenaturales. De hecho, ésa es la razón por la que 105 antropólogos la conocen como medicina primitiva. Pues bien, la tradición ha consagradas a Hipócrates como el defensor del concepto de que las enfermedades no tienen origen divino sino que sus causas se encuentran en el ámbito de la naturaleza, como por ejemplo el clima, el aire, la dieta, el sitio geográfico, etc. En el tratado sobre La enfermedad sagrada, o sea la epilepsia, que data del siglo V a.C., el autor dice:
Voy a discutir la enfermedad llamada "sagrada". En mi opinión, no es más divina o más sagrada que otras enfermedades, sino que tiene una causa natural, y su supuesto origen divino se debe a la inexperiencia de los hombres, y a su asombro ante su carácter peculiar. Mientras siguen creyendo en su origen divino porque son incapaces de entenderla, realmente rechazan su divinidad al emplear el método sencillo para su curación que adoptan, que consiste en purificaciones y encantamientos. Pero si va a considerarse divina nada más porque es asombrosa, entonces no habrá una enfermedad sagrada sino muchas, porque demostraré que otras enfermedades no son menos asombrosas y portentosas, y sin embargo nadie las considera sagradas.
La postura de la escuela hipocrática, de renunciar a explicaciones sobrenaturales sobre las enfermedades y de buscar sus causas en la naturaleza, no ocurrió en el vacío. Desde un siglo antes algunos filósofos del mundo griego habían empezado a intentar responder preguntas fundamentales sobre la naturaleza sin tomar recurso en los dioses; como precedieron a Sócrates se les conoce en su conjunto como los filósofos presocráticos. Los primeros surgieron en Mileto, un próspero puerto en el Egeo (hoy en Turquía), que entonces poseía una población internacional en la que comerciaban e intercambiaban ideas griegos, egipcios, persas, libios y otros habitantes del Mediterráneo. Los filósofos eran hombres libres, estudiosos de la astronomía, la geografía y la navegación, e interesados también en la política. Miraban al mundo que los rodeaba y se preguntaban por su naturaleza, por sus causas y por su esencia. Las respuestas que formulaban eran especulativas pero excluían a la mitología, no aceptaban explicaciones sobrenaturales. El primero de ellos fue Tales, quien predijo el eclipse del año 585 a.C., por lo que sabemos que estaba vivo en el siglo VI a.C. A la pregunta: "¿De qué está formado el Universo?", Tales respondió: "De agua."
Era una respuesta basada en su experiencia, pues había estado en Egipto y observado la forma como el ciclo anual del Nilo se asocia con la agricultura y el florecimiento del desierto. Tales asoció el agua con la vida y le pareció que era el elemento que podía dar origen a todo lo demás. Una generación más tarde, Anaximandro contestó a la misma pregunta señalando que el elemento primario no era el agua sino el apeiron, una sustancia más primitiva y no perceptible por nuestros sentidos, lo que daba origen tanto al agua como al aire, al fuego y a la tierra, que son las sustancias que forman el Universo. Otro filósofo contemporáneo, su discípulo Anaxímenes, opinó que la sustancia que forma todas las demás del Universo es el aire, y que lo hace a través de los procesos de condensación y rarefacción.
Había otras muchas teorías para explicar varios fenómenos naturales, como los truenos y los rayos, los temblores, los cometas, el arco iris, etc., varias contradictorias entre sí pero todas coincidiendo en buscar las causas y los mecanismos dentro de la misma naturaleza y sin la participación de los dioses. De modo que cuando los médicos hipocráticos empezaron a rechazar la existencia de enfermedades divinas lo hicieron en un ambiente en donde tales ideas ya no eran extrañas.
Pero hay otro antecedente histórico del concepto natural de las enfermedades, que probablemente también influyó en la postura opuesta a lo sobrenatural de los médicos hipocráticos. Se trata de una idea originada en Egipto por lo menos 1 000 años antes para explicar algunas enfermedades; los snw imaginaron que en el contenido intestinal se generaba un principio patológico, un agente capaz de pasar al resto del organismo a través de los metu o canales que comunicaban a los distintos aparatos y sistemas entre sí, y de producir trastornos más o menos graves en ellos. Este principio se conoció como wdhw y quizá representa el primer intento en la historia de la cultura occidental de explicar varios síntomas y hasta ciertas enfermedades sin la ayuda de los dioses o de fuerzas sobrenaturales. Naturalmente, el whdw era totalmente imaginario, pero en este caso la imaginación se mantuvo dentro de lo posible en el mundo de la realidad. La idea del whdw tuvo consecuencias importantes entre los snw, quienes basaron gran parte de sus medidas profilácticas y terapéuticas en ella: los snw recomendaban a los sujetos sanos que se hicieran 2 o 3 enemas al mes, para evitar la aparición de whdw, y desde luego los enfermos eran sometidos a este tratamiento con mucha mayor frecuencia. El concepto del whdw pasó de Egipto a la Grecia antigua, y sus resonancias influyeron a los médicos hipocráticos.
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