Las hojas del abedul se utilizan desde antiguo para el tratamiento del reuma, gota y de enfermedades del aparato urinario. Las hojas se deben recoger a los 2 meses de su nacimiento y se secan a 40ºC. Se preparan tisanas por decocción de una o dos cucharadas de hojas secas por cada taza de agua, añadiendo una pizca de bicarbonato sódico. La infusión tiene un olor aromático y un sabor amargo. Contienen saponinas, aceites esenciales, taninos y antisépticos vegetales (fitósidos). El polen del abedul es altamente alergénico y puede producir rinitis y fiebre del heno en sujetos susceptibles.
La corteza del abedul es diurética y laxante. La parte interna de la corteza, amarga y astringente tiene propiedades antipiréticas y se ha utilizado en fiebres intermitentes. Se extrae de la misma un aceite astringente útil para el tratamiento de afecciones de la piel, especialmente el eccema y la psoriasis.
Esta planta muestra pocos efectos secundarios, aunque pueden darse reacciones de hipersensibilidad y alteraciones electrolíticas. Debe consumirse con precaución en los pacientes con insuficiencia cardíaca y renal. Puede potencias la hipopotasemia producida por algunos diuréticos, los corticoides o el digital.
La corteza del abedul es diurética y laxante. La parte interna de la corteza, amarga y astringente tiene propiedades antipiréticas y se ha utilizado en fiebres intermitentes. Se extrae de la misma un aceite astringente útil para el tratamiento de afecciones de la piel, especialmente el eccema y la psoriasis.
Esta planta muestra pocos efectos secundarios, aunque pueden darse reacciones de hipersensibilidad y alteraciones electrolíticas. Debe consumirse con precaución en los pacientes con insuficiencia cardíaca y renal. Puede potencias la hipopotasemia producida por algunos diuréticos, los corticoides o el digital.
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